A las puertas de nuestra Semana Santa y en pleno desarrollo de
su programa de actos sería conveniente reflexionar sobre diferentes aspectos de
la misma abriendo temas a un sereno y mesurado debate, sin ánimo de una
interpretación crítica o crear polémicas, sino todo lo contrario, con la buena
intención de ofrecer una positiva aportación para abrir ventanas a distintas opiniones con el
denominador común de sentir y desear lo mejor de nuestra Semana Santa. Esto
significa y debe interpretarse como un síntoma vitalidad y fortaleza de la
misma. Por esto es lógico y normal que hablemos sobre ella partiendo de
diferentes puntos de vista que se ponen de relieve en temas como los
siguientes:
Detall del pas de Jesús és Despullat de les seves Vestidures Foto Daniel Pallejà |
Está en la mente de algunos el hecho de que se introducen
elementos ajenos a la tradición o manera de ser de nuestra Semana Santa. En
ocasiones se lamenta la proliferación del bombo aragonés, la disminución de
encapuchados… y otros detalles o costumbres procedentes de otros lugares,
percibiéndolo como una pérdida de identidad propia y de lo que siempre se ha
hecho.
Otros piensan que debemos estar abiertos a cambios en
consonancia con nuestra realidad social, cultural, sin estar cerrados a una
cierta “globalización”, admitiendo aquellas usanzas que muestren una Semana
Santa más heterogénea y menos ortodoxa. ¿Debemos considerarlo como una
contribución positiva o negativa? Por lo tanto ya tenemos un primer tema de
debate.
Organización de la
procesión del Santo Entierro
Segundo punto a debatir. Es evidente que la procesión presenta
algunos aspectos susceptibles de mejora. Los numerosos y largos parones son una
de las cosas que producen un cierto cansancio y la progresiva desaparición de
quienes la presencian en la calle. En ocasiones son los propios participantes
quienes sobrellevan estoicamente esta lentitud. Esto proporciona dos visiones:
a) Los
que opinan que es una cuestión a resolver por la Sang, cofradía organizadora de
la procesión. Esta entidad, hasta el momento, ha propuesto unas normas para paliar algunas
deficiencias cuyo resultado no acaban de ser los deseados. La cuestión es: ¿se
cumplen estas normas?, ¿están consensuadas y bien encaminadas?, ¿son simple papel?, ¿existe interés y
colaboración por parte de las cofradías participantes prevaleciendo el interés
individual sobre el colectivo? He leído algún comentario diciendo que, en
realidad, hay diez procesiones.
La
anterior afirmación nos lleva a que, quizás el problema de fondo es la falta de
involucración en el buen desarrollo del conjunto de la procesión, mirando
solamente hacia la propia Cofradía. Y aquí se plantea otro tema para el debate:
¿la organización de la procesión debe seguir recayendo sobre la Sang o
convendría pasarla a la Agrupación y de esta manera comprometer un poco más al
colectivo de cofradías?, ¿mejoraría la situación? La tradición apunta hacia lo
primero, pero actualmente existe un
mayor número de entidades implicadas y esto conlleva una diversificación y
multiplicidad de la problemática.
b) Por
otra parte hay quién piensa que solo es una cuestión de tipo “técnico”. Las
pasadas de los armats en determinados puntos del recorrido de la procesión y
los misteris llevados a hombros son los causantes del citado inconveniente. Por
lo tanto solamente cabría entrar a calibrar, valorar y ver las distintas
posibilidades de solución de estos aspectos
en cada caso.
Recorrido de la
procesión del Santo Entierro
De manera colateral a lo anterior aparece el debate de cercenar
el recorrido y adaptarlo a las calles de la parte alta de la ciudad, sin llegar
a la Rambla Nova. En su día, esta vía, constituía una de las partes más
representativas con un largo trayecto e instalación de palcos y sillas en el
mismo. Por lo expuesto anteriormente, actualmente, ha perdido esta consideración
y se ha ido acortando dejando de ser el lugar atrayente de antaño. Por esto hay
quién propone excluir el paso de la procesión por la citado trayecto y centrase
exclusivamente en las calles situadas por encima de la Rambla Vella, lugares en
donde nuestra procesión adquiere un carácter más propio y de intensidad,
diríamos, escénica.
Pas del Vetlleu i Pregueu. Any 2012. Foto Daniel Pallejà |
Como es de comprender este debate es un tanto incomodo e
implica un amplio abanico de opiniones a favor y en contra pero que no exento
de raciocinios favorables y contrarios.
Las presentaciones
de los opúsculos
Aunque la actual situación económica hace cada vez más difícil
la realización de los mismos se está poniendo
mucho énfasis en el acto de su presentación convirtiéndolo en un evento
social de cara al exterior de la Cofradía. Incluso la selección de un personaje
mediático o político parece otorgarle una mayor relevancia.
Hay quién argumenta que este acto debe estar dirigido a los
propios cofrades a los cuales se debe requerir una mayor presencia aparte de
los habituales seguidores semanasanteros. No se cree necesario la presencia de
protagonistas ajenos o un tanto lejanos al sentimiento cofrade o en general de
nuestra Semana Santa, e incluso, de la ciudad. Se piensa que sería más oportuno
elegir un presentador que estuviera mayormente ligado a la entidad en concreto
o por lo menos fuera una persona vinculada, con arraigo y sensibilidad hacia
nuestra Semana Santa. Esto redundaría en menor espectáculo mediático pero daría
una cierta vertiente humana y entrañable a la presentación.
Otros en cambio opinan que lo conveniente es buscar una mayor
notabilidad hacia el exterior tanto en lo social como en lo político con el
cuál siempre hay que contar y apoyarse buscando mecanismos de presentación para
conseguir una superior visibilidad y conocimiento. Pero falta saber si los
asistentes a estos eventos son siempre los mismos o están en función de la
cofradía o el presentador.
Participación
Las actuales cofradías muestran una indudable disparidad. Unas
están en crecimiento, quizás alimentadas por el factor de una actividad
atractiva para la juventud (bandas). Otras en estancamiento con menos poder de
captación del ofrecido históricamente. Algunas en paulatina regresión por la
desaparición de su objetivo originario.
Els passos a la Rambla Nova. Any 2012. Foto Daniel Pallejà |
Estos son, a mi entender, algunos de los debates en los cuales
podemos incurrir inicialmente. Pero sin
olvidar otros de tanta enjundia o mayor importancia como los siguientes:
- Funcionamiento del nuevo Museo de la Semana Santa.
- Adecuada distribución de los actos del Domingo de Ramos.
- Hilvanar una colaboración parroquial.
- Acompañamientos musicales adecuados a cada paso.
- Llenar el Jueves Santo con una procesión del Silencio.
- Carencia de un acto, procesión e imagen relacionada con celebración de la Pascua de Resurrección.
Y quizás exista alguno más dejado en el tintero, digo teclado. Como se puede ver, hay suficiente material y elementos
para poner encima de la mesa con el ánimo de tratar libremente, con la mejor
intención y buscando los aspectos que puedan redundar en beneficio de nuestra
querida Semana Santa. En futuras colaboraciones pretendo ir profundizando en
cada una de ellas.