dilluns, 23 de març del 2020

SIGAMOS HABLANDO DE NUESTRA SEMANA SANTA




SIGAMOS HABLANDO DE NUESTRA SEMANA SANTA

Este año no vamos a tener procesiones. Nos haremos la idea que ha llovido todos los días. Pero sí podemos seguir hablando de ella reflexionando con una perspectiva serena, sin derrotismo y con ánimo constructivo.

Existe la sensación de que en Tarragona estamos atravesando un momento delicado. De la euforia de los años 80, 90 y principios de este siglo hemos pasado a un cierto pesimismo. Se vislumbran ciertas dificultades y algún nubarrón de cara al futuro. Y esto contrasta un tanto con lo sucedido en otros lugares en donde existe una efervescencia semanasantera.

En mi anterior colaboración escribí acerca de la procesión del Santo Entierro. Ahora toca el turno departir acerca de las COFRADIAS partiendo de la base que constituyen el corazón de la Semana Santa y su palpitar marca el ritmo de la misma.

Los orígenes de algunas son de carácter gremial o profesional como Marejans, Pescadors, Pagesos o colegial como La Salle. Las dos primeras representaban un sentimiento de barrio (Serrallo). La tercera, en cierta medida, también centrada en la parte alta. En estos momentos, todo ello ha perdido relevancia. Prevalece un ámbito sociológico de perfil transversal. Pero, tenemos una peculiaridad. Muchos integrantes proceden de familias asentadas en el casco de la ciudad anterior a la explosión urbanística y crecimiento de los barrios periféricos. Los denominados “tarragonins de sempre”, Las cofradías, en líneas generales, están ausentes en estos nuevos barrios. El Cristo del Buen Amor se puede considerar una excepción a lo expuesto anteriormente por su especial origen sociológico.

Aquí tenemos nuestra asignatura pendiente y una tarea a realizar. La de conseguir una mayor integración de la sociedad tarraconense tanto en participación como en la manera de vivir y sentir nuestra Semana Santa. En definitiva, apertura a todos los posibles segmentos de la sociedad buscando una implicación en dos direcciones: social e institucional. La tarea no es fácil. Cuestión de imaginación, copiando lo de otras partes, trabajando y poniendo en marcha cualquier tipo de actividades de captación a nivel personal, apoyo de presa, redes sociales y comunicación.

También realizar algún pequeño detalle sentimental. En otras ocasiones he propuesto dar importancia a la entrada de congregantes en la cofradía mediante un acto de imposición de medallas. Esto es dar apego y relevancia personalizada.

Las cofradías tienen una directiva con sus correspondientes cargos soportando la mayor parte del peso y trabajo de la misma. Y unos pocos congregantes de toda la vida cargando con determinados trabajos y responsabilidades. Algunas de ellas muestran un marcado perfil presidencialista en donde el devenir de la cofradía gira alrededor de una persona. Dos supuestos: a) Cuesta dejar las riendas por apego al sillón, como se dice vulgarmente, por cuestión de protagonismo. b) Se justifica por una falta de relevo generacional pensando en que la gente no se quiere involucrar por los sacrificios y obligaciones.  

Últimamente se han dado movimientos de incorporación de juventud. Con algunas reticencias y miedos por parte de congregantes de los denominados de “siempre”. Hay dudas si son capaces de gestionar dentro de unos cauces establecidos y con el espíritu de sacrificio suficiente para llevar adelante su misión. También influye el aspecto de una exigente dedicación que no siempre está en la disponibilidad de todos. Por esto las personas mayores tienen más posibilidades, hoy en día, por la proliferación de jubilaciones anticipadas.

Pero, aparecen “cositas” que no deberían existir. Suelen aparecer, dentro de la cofradía, colectivos actuando al margen de la directiva con criterios propios y determinadas divisiones o bandos perjudicando la unidad y marcha de la entidad. No es el camino adecuado.

La asignatura pendiente en este apartado es la de arriesgar, renovar, confiar, olvidar cuentas pendientes, personalismos y abrir barreras psicológicas internas y externas. No queda otro remedio si queremos seguir adelante.

LA AGRUPACIÓN DE ASOCIACIONES DE SEMANA SANTA DE TARRAGONA
El objetivo de esta Asociación sería conseguir enaltecer y mejorar la Semana Santa tarraconense. Sus principales objetivos son de promoción, coordinación, representación, unificación de criterios, mutuo apoyo y aglutinar esfuerzos. Tengo dudas si todo ello se consigue. Se realizan cosas pero haciendo un símil futbolístico, da la sensación de ser un equipo un tanto individualista. Cada jugador va a lo suyo. No hay juego de conjunto.

La función de promoción queda un tanto difuminada por la carencia de medios o iniciativas propias e institucionales. Quizás una mayor dedicación a relaciones externas, públicas o de marketing mediante un asesoramiento profesional. ¿Un relaciones públicas? Tenemos un notable déficit en vender adecuadamente los valores de nuestra Semana Santa. Por otra parte, instituciones como Ayuntamiento, debe involucrarse sin reticencias ya que estamos ante un acontecimiento en donde se juega la imagen de la ciudad.

Aparte de la agenda de actos se podría realizar una labor conjunta en otros sentidos. Uno de ellos consistiría en organizar una sección dedicada a los portantes con la misión de captación, formación, preparación física, prácticas técnicas, prevención de lesiones y motivación dando visibilidad externa a su labor.

Tampoco estaría mal la de configurar y fomentar una participación social poniendo en marcha operaciones sociales y humanitarias. Por ejemplo, "operación 2 €" a la salida de la procesión destinada a Cáritas, una recogida colectiva (ahora a cargo de unas cofradías) de alimentos navideña, la presencia en centros asistenciales...

El aspecto económico es una difícil papeleta en las actuales circunstancias. Se hacen milagros para ajustar los ingresos y gastos. Y más en una sociedad como la nuestra en donde no existe la costumbre de contar con potentes mecenas que se hacen cargo del déficit, ni donativos o donaciones extraordinarias a las cofradías. Cuesta conseguir patrocinadores y colaboradores de índole empresarial, comercial o institucional. En cambio juega un importante papel la colaboración desinteresada de congregantes en distintas labores de cuidado de pasos, iluminación, vestidos, limpieza, preparación, etc.

Ante estos precarios recursos es conveniente marcar prioridades: 1) Cuidado y mantenimiento de los pasos. 2) Dar esplendor a la participación en la procesión del Santo Entierro. 3) La creación de formaciones musicales con diferentes instrumentos (no solamente de percusión).

En lo concerniente a cuotas estamos, por lo que conozco, a un nivel inferior a otras partes en donde, con independencia de las loterías y sorteos extras, suelen existir derramas extraordinarias de vez en cuando.
 
Hasta aquí mi personal visión de las cosas. Quedan palos por tocar. Habrá tiempo para ello. Mediante este blog iré desgranado opiniones desde una perspectiva lejana, no exenta de pasión hacia nuestra querida Semana Santa.