
SIGAMOS
HABLANDO DE NUESTRA SEMANA SANTA
Este año no vamos a tener procesiones. Nos haremos
la idea que ha llovido todos los días. Pero sí podemos seguir hablando de ella
reflexionando con una perspectiva serena, sin derrotismo y con ánimo
constructivo.
Existe la sensación de que en Tarragona estamos
atravesando un momento delicado. De la euforia de los años 80, 90 y principios
de este siglo hemos pasado a un cierto pesimismo. Se vislumbran ciertas
dificultades y algún nubarrón de cara al futuro. Y esto contrasta un tanto con lo sucedido en otros lugares en donde existe una efervescencia
semanasantera.
En mi anterior colaboración escribí acerca de la
procesión del Santo Entierro. Ahora toca el turno departir acerca de las COFRADIAS
partiendo de la base que constituyen el corazón de la Semana Santa y su
palpitar marca el ritmo de la misma.
Los orígenes de algunas son de carácter gremial o
profesional como Marejans, Pescadors, Pagesos o colegial como La Salle. Las dos
primeras representaban un sentimiento de barrio (Serrallo). La tercera, en
cierta medida, también centrada en la parte alta. En estos momentos, todo ello
ha perdido relevancia. Prevalece un ámbito sociológico de perfil transversal.
Pero, tenemos una peculiaridad. Muchos integrantes proceden de familias
asentadas en el casco de la ciudad anterior a la explosión urbanística y
crecimiento de los barrios periféricos. Los denominados “tarragonins de
sempre”, Las cofradías, en líneas generales, están ausentes en estos nuevos barrios.
El Cristo del Buen Amor se puede considerar una excepción a lo expuesto
anteriormente por su especial origen sociológico.
Aquí tenemos nuestra asignatura pendiente y una
tarea a realizar. La de conseguir una mayor integración de la sociedad
tarraconense tanto en participación como en la manera de vivir y sentir nuestra
Semana Santa. En definitiva, apertura a todos los posibles segmentos de la
sociedad buscando una implicación en dos direcciones: social e institucional. La
tarea no es fácil. Cuestión de imaginación, copiando lo de otras partes,
trabajando y poniendo en marcha cualquier tipo de actividades de captación a
nivel personal, apoyo de presa, redes sociales y comunicación.
También realizar algún pequeño detalle sentimental. En
otras ocasiones he propuesto dar importancia a la entrada de congregantes en la
cofradía mediante un acto de imposición de medallas. Esto es dar apego y relevancia
personalizada.
Las cofradías tienen una directiva con sus correspondientes
cargos soportando la mayor parte del peso y trabajo de la misma. Y unos pocos
congregantes de toda la vida cargando con determinados trabajos y
responsabilidades. Algunas de ellas muestran un marcado perfil presidencialista
en donde el devenir de la cofradía gira alrededor de una persona. Dos supuestos:
a) Cuesta dejar las riendas por apego al sillón, como se dice vulgarmente, por
cuestión de protagonismo. b) Se
justifica por una falta de relevo generacional pensando en que la gente no se
quiere involucrar por los sacrificios y obligaciones.
Últimamente se han dado movimientos de incorporación
de juventud. Con algunas reticencias y miedos por parte de congregantes de los
denominados de “siempre”. Hay dudas si son capaces de gestionar dentro de unos
cauces establecidos y con el espíritu de sacrificio suficiente para llevar
adelante su misión. También influye el aspecto de una exigente dedicación que
no siempre está en la disponibilidad de todos. Por esto las personas mayores tienen
más posibilidades, hoy en día, por la proliferación de jubilaciones
anticipadas.
Pero, aparecen “cositas” que no deberían existir. Suelen
aparecer, dentro de la cofradía, colectivos actuando al margen de la directiva
con criterios propios y determinadas divisiones o bandos perjudicando la unidad
y marcha de la entidad. No es el camino adecuado.
La asignatura pendiente en este apartado es la de
arriesgar, renovar, confiar, olvidar cuentas pendientes, personalismos y abrir
barreras psicológicas internas y externas. No queda otro remedio si queremos
seguir adelante.
LA
AGRUPACIÓN DE ASOCIACIONES DE SEMANA SANTA DE TARRAGONA
El objetivo de esta Asociación sería conseguir
enaltecer y mejorar la Semana Santa tarraconense. Sus principales objetivos son de promoción,
coordinación, representación, unificación de criterios, mutuo apoyo y aglutinar
esfuerzos. Tengo dudas si todo ello se consigue. Se realizan cosas pero haciendo
un símil futbolístico, da la sensación de ser un equipo un tanto individualista.
Cada jugador va a lo suyo. No hay juego de conjunto.
La función de promoción queda un tanto difuminada
por la carencia de medios o iniciativas propias e institucionales. Quizás una mayor
dedicación a relaciones externas, públicas o de marketing mediante un
asesoramiento profesional. ¿Un relaciones públicas? Tenemos un notable déficit
en vender adecuadamente los valores de nuestra Semana Santa. Por otra parte, instituciones
como Ayuntamiento, debe involucrarse sin reticencias ya que estamos ante un
acontecimiento en donde se juega la imagen de la ciudad.
Aparte de la agenda de actos se podría realizar una
labor conjunta en otros sentidos. Uno de ellos consistiría en organizar una
sección dedicada a los portantes con la misión de captación, formación, preparación física, prácticas
técnicas, prevención de lesiones y motivación dando visibilidad externa a su
labor.
Tampoco estaría mal la de configurar y fomentar una
participación social poniendo en marcha operaciones sociales y humanitarias. Por
ejemplo, "operación 2 €" a la salida de la procesión destinada a Cáritas, una recogida
colectiva (ahora a cargo de unas cofradías) de alimentos navideña, la presencia
en centros asistenciales...
El aspecto económico es una difícil papeleta en las
actuales circunstancias. Se hacen milagros para ajustar los ingresos y gastos.
Y más en una sociedad como la nuestra en donde no existe la costumbre de contar
con potentes mecenas que se hacen cargo del déficit, ni donativos o donaciones
extraordinarias a las cofradías. Cuesta conseguir patrocinadores y
colaboradores de índole empresarial, comercial o institucional. En cambio juega
un importante papel la colaboración desinteresada de congregantes en distintas
labores de cuidado de pasos, iluminación, vestidos, limpieza, preparación, etc.
Ante estos precarios recursos es conveniente marcar prioridades: 1) Cuidado y mantenimiento de los pasos. 2) Dar esplendor a la participación en
la procesión del Santo Entierro. 3) La creación de formaciones musicales con diferentes
instrumentos (no solamente de percusión).
En lo concerniente a cuotas estamos, por lo que conozco,
a un nivel inferior a otras partes en donde, con independencia de las loterías y sorteos extras, suelen existir derramas extraordinarias de vez en cuando.
Hasta aquí mi personal visión de las cosas. Quedan
palos por tocar. Habrá tiempo para ello. Mediante este blog iré desgranado
opiniones desde una perspectiva lejana, no exenta de pasión hacia nuestra
querida Semana Santa.